Con el lanzamiento del DVD en algunos países, ya han empezado ha aparecer vídeos del musical. A continuación os dejo la maravillosa Beneath a Moonless Sky, narrada por Estefania ¡quien decidió empezar este blog!
___
El miedo se refleja en sus ojos al oír la melodía de Phantasma
en la caja de música. La espera del momento en que él aparezca después de
tantos años se hace eterna. Las puertas de la habitación se abren de par en par a un
golpe de música. Ella se asusta. En un mundo de humo, el Fantasma se muestra
como diez años antes, enmarcado por una superficie que bien podría ser un
espejo, bien podría ser una puerta. Sus respiraciones rápidas se acompasan con
la del otro con expectación. Ella se rinde, se desmaya. Y él corre a
socorrerla.
La coge con delicadeza en brazos, y siguiendo la música la arropa contra su pecho. La música nos acompaña, nos acaricia. La deja con temor en la silla. Se agacha y acerca su mano a su mejilla con unos ojos inocentes, los de un niño que ha esperado largo tiempo para ser amado. Ella se despierta sobresaltada. Es él, no lo ha soñado. Está enfurecida; él intenta calmarla. Aparta su mano, no pretende asustarla. No quiere hacerle daño, pero ella no es consciente de nada, solo que él está allí, que ha vuelto a su vida, y que volverá a sufrir. Él la escucha, pero quiere tocarla, quiere que sepa que no le ocurrirá nada. Para ella es demasiado. Se levanta y le reprocha todo cuanto ha callado.
La voz de Anna es dulce y llena de personalidad. La estira y la teatraliza. Perfecta. La letra de Beneath a Monless Sky se muestra aquí ligeramente cambiada. “Si supieras el sufrimiento que he conocido”. Las primeras
palabras del Fantasma son las mismas que en las revisiones de LND del West
End. Unas pocas palabras que dicen mucho, que remiten a Till I Hear You Sing. La voz de Ben Lewis sorprende por su tono grave, al que
pronto te acostumbras y amas. Él intenta acercársele de nuevo. “Mi Christine”. Ella lo
aparta con brusquedad. No es su Christine, ya no.
Ella se apoya contra el piano. Lo escucha, pero no puede
soportarlo. La cámara sigue con ondulante movimiento a los enamorados. Él
coloca las manos sobre sus hombros. Y entonces empieza el tema principal. “Once there was a night”. Ella responde alzando la cabeza y
fundiéndose con él. También recuerda. El plano deja rodar la imaginación. Él le
acaricia el torso, como en la versión fílmica del Fantasma. Pero ella no puede
ceder, y se aparta. No solo sus voces, sino que sus rostros, sus ojos, se
contestan. Flotan en el mismo aire, sienten la vibración de la música y los
recuerdos. Están conectados. “Y te toqué” “Y te sentí”. Rememoran juntos
aquella noche de un cielo sin luna.
Sus siguientes miradas ya no se rechazan. Se buscan, se
necesitan. Él siempre la seguirá, siempre intentará estar con ella. Y esta vez
Christine se deja llevar. Y los ojos del Fantasma te hipnotizan como un sueño. Él apoya lentamente su cabeza contra su hombro. Ella
recuerda “haberlo mirado al corazón, y haberlo visto puro.” Ella acerca su mano
a la cabeza del Fantasma intentando protegerlo. Lo siente vulnerable, siempre
lo ha sido. El la coge y la sostiene. Ella acaricia sus dedos, sorprendida. Son
unas caricias dulces que él continúa. Sostiene las manos de Christine rodeándolas
entre las suyas. “A woman and a man”. Nada más que eso.
La música se intensifica. Apretan sus manos y se miran
directamente a los ojos. “And I kissed you” “And caressed you”. Sus cuerpos se
mecen al son de la música y los recuerdos. Ella se acerca cada vez más a su
rostro. Confía en él y le coloca una mano sobre el pecho. Ambos se levantan de
la emoción. Rememoran. Quieren sentirlo de nuevo, notarse parte del otro. Se
agarran desesperadamente de la ropa. Él al fin puede acariciarle el rostro, un rostro con el que
lleva soñando todas las noches. “Beneath a Monless Sky”. Alza la palma de su mano y le
acaricia la máscara. Él la detiene. El dolor por lo que ella le hizo todavía no
ha cicatrizado. Aquella máscara es su refugio contra el mundo. El momento de pasión en aquella noche se ha acabado, pero
todavía no es el fin. Hay algo más que decir, y el Fantasma se aparta. No es
un recuerdo agradable. Cuando estuvo hecho, él decidió marcharse. Tenía miedo de
ver sus ojos, los ojos de una Christine que en aquellos momentos están plagados
de lágrimas al comprender al fin lo que ocurrió. Ella intenta decirle algo,
pero no puede. Es demasiado doloroso. Él le susurró adiós y, de nuevo, volvió
al mundo de las sombras.
“Y te amé”. Y esas palabras lo cambian todo, porque el Fantasma
se da cuenta de que ella le hubiera seguido, habría estado con él. Christine le
había elegido. Sabedor de la verdad,
se hunde más y más. “Quise susurrarte mi
amor, ¡pero descubrí que te habías ido!” Una nueva lucha empieza entre los dos. Querían estar juntos,
pero sin embargo se separaron. Es una lucha de impotencia, de soledad, de
corazones rotos. Él acerca la máscara a su pecho, hacia la única persona quién
podría haberla hecho desaparecer. Y se arrima a ella, intentando adueñarse de su
esencia. Ella se deja acariciar.
Entonces él se alza. Y la diferencia de alturas les deja de
nuevo a cada uno en su lugar. Sus labios están cerca, muy cerca. Él a penas
susurra “¿Y ahora?” Ella se gira imprevisiblemente. El pobre Fantasma todavía
sostiene la mano en el aire, una mano que hacía segundos acariciaba a la única
persona que ha querido en el mundo. “¿Cómo puedes hablar de ahora? Para nosotros, no hay ahora” Es demasiado tarde.
___
Pero tranquilos ¡continuará en Once Upon Another Time!